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lunes, 14 de julio de 2014

"El dia que faltà Anfós", per Jorge García


Hui no és un dia bonico, hui la vida no és bella, hui és un dia trist, mos ha deixat el més gran dels poetes valencians del segle XX en Llengua Valenciana, a soles en la seua casa, sense cap reconeiximent oficial més que el del valencianisme i el dels seus i sense més companyia que la dels seus més volguts i propencs, la qual no és una companyia numerosa en quantitat, pero sí en qualitat, no és molta companyia, ÉS LA COMPANYIA. 


Anfós no vivia de les subvencions oficials ni vivia de les campanyes de "marketing" que l'oficialitat es dedica a potenciar sobre certs personages d'una qualitat lliterària més que discutible, tot això caracterisat per l'antivalencianisme i a tot lo valencià que els mou i els impulsa a seguir. Hui, desgraciadament, no vore
m obrir cap Telediari ni cap plana de diari en la noticia del decés d'este gran poeta, tenia la gran virtut de no gojar de la benedicció de l'oficialitat per no plegar-se mai als postulats oficials.

Anfós provablement també haguera rebujat totalment tot el boato, no anava acort en el seu caràcter ni en la seua forma lluitadora de vore la vida, lluitadora per lo valencià. Anfós no es pot comparar en atres grans poetes en les seues respectives llengües com Pablo Neruda o Rafael Alberti perque si per algo destacava Anfós és perque era ÚNIC i IRREPETIBLE. 

Hui la Casa Vella en la que ell recordava la seua infància està més plena que mai de valencianistes de tot cor que la cuidaran i faran ús correcte d'ella, com Anfós volia que ho feren.

Només puc afegir que, sense cap dubte, Descanse En Pau el poeta valencià més gran de l'època contemporànea, que Déu el tinga en la seua glòria i que VIXCA ANFÓS RAMÓN i VIXCA VALÉNCIA.

Jorge García Higuera (@jorgeghiguera)


El autor del Cantar del Mío Cid fue un musulmán valenciano afincado en Valencia en vida de Rodrigo Díaz de Vivar

La investigadora Dolores Oliver Pérez, profesora de la Universidad de Valladolid, acaba de publicar la obra El Cantar de Mío Cid: génesis y autoría árabe, en la que afirma que el autor fue Abu l-Walid al Waqqashi, famoso poeta y jurista árabe, que la escribió en Valencia, en vida del Cid, en el año 1095.

Dos son las tesis que más se repiten sobre la autoría de esta obra; la primera de ellas y más extendida es la que afirma que se trataba de un juglar, como afirmaba Menéndez Pidal. La segunda, considera que su autor fue un jurista culto con conocimientos de fuentes latinas y de épica francesa. Oliver Pérez, que ha presentado recientemente su libro en la Universidad de Alicante, ha llegado a la conclusión de que el Cantar de Mío Cid es un poema de propaganda política, compuesto por Abu l-Walid al Waqqashi, en la corte de Rodrigo y que se empieza a recitar en árabe y en lengua romance en Valencia en el año 1095.

Así pues, la fecha de creación del Cantar tampoco coincide con las tesis más repetidas. Hasta la fecha se consideraba que el Cantar de Mío Cid se escribió en 1207. La doctora Oliver Pérez demuestra en su obra que no pudo escribirse en ese momento, sino que tuvo que escribirse en vida del Cid, ya que era una época que se caracterizó por la tolerancia. La clave para datar el Poema en 1095, y no en 1207 como se creía hasta ahora, la encuentra la autora en expresiones incluidas en los versos como son “amar a los moros”, que el Cid dice. Teniendo en cuenta que tras la muerte del Cid, en el año 1099, finalizó este período de tolerancia que había imperado, <<sólo pudo escribirse cuando éste era soberano>>.

El examen comparativo de la Primera Crónica General de Alfonso X el Sabio, que constituye la primera obra en romance que está fundada en fuentes latinas, árabes y el Cantar de Mío Cid, con el propio Cantar de Mío Cid, da la clave de cuándo tuvo que escribirse. Así, al estudiar comparativamente los versos del Cantar con la prosificación que de este se hace en la Primera Crónica General, se aprecia cómo se ha modificado el tratamiento del Cid, del rey Alfonso o cuestiones religiosas. El motivo es que la imagen del Cid no puede ser admitida en la sociedad occidental. Como ejemplo está el hecho de que el Cid se vanagloria de engañar a los judíos en el Cantar original. Pide prestado dinero sin intención de devolverlo, porque el Corán prohíbe prestar dinero con usura. Según afirma la doctora Oliver Pérez, <<existen muchos detalles que son tópicos de la poesía beduina que salen en el Cantar de Mío Cid y que nadie ha entendido por desconocerlo>>.

En la época que Oliver Pérez data la obra, existían los reinos de taifas. En aquellos momentos, todos los taifas se hacían c
omponer este tipo de obras como propaganda política. La investigadora de la Universidad de Valladolid concluye que el Cid hizo lo mismo con el objetivo de que el pueblo lo quisiera.

Abu l-Walid al Waqqashi, autor del Cantar del Mío Cid, era definido como el hombre más inteligente y sabio de su tiempo. Tanto las crónicas árabes como las cristianas y la Primera Crónica General lo definen como musulmán tolerante y con gran don de gentes. Precisamente, fue su tolerancia la que le llevó de Huecas (Toledo), de donde era natural, a Valencia, ciudad a la que se desplazó huyendo de la corte de Al-mamum. Cuando el Cid sitió Valencia, él fue el moro sabio que subió a la torre y anunció al pueblo el negro futuro que les esperaba. El autor del Cantar fue el encargado de establecer las cláusulas de la rendición de Valencia, momento en el que hizo un pacto con el Cid, por el cual el poeta le ayudaba a impartir justicia, le creaba una corte literaria y le componía el Cantar para que fuera querido por sus súbditos. A cambio, el Cid se comprometía a respetar las leyes musulmanas, las mezquitas y las creencias de este pueblo.

La investigadora ha descubierto que en la primera parte del Cantar, el Cid se comporta como un jefe de tribu, donde el Cid ama a los moros y los moros aman al Cid. En la segunda parte se comporta como un rey de taifas, como expresan escenas que describen cómo trata a su mujer y a sus hijas o el detalle de concertar la boda de su hija sin contar con su mujer.

El Cantar de Mío Cid: génesis y autoría árabe está editada por la Fundación Ibn Tubayl de Estudios Árabes y publicada en 2008. Esta obra ha sido expuesta por la profesora e investigadora de la Universidad de Valladolid, licenciada en Filosofía y Letras y doctora en Filología Hispánica, Dolores Oliver Pérez.

domingo, 13 de julio de 2014

"El falso parecido entre el valenciano y el catalán", autor desconegut

No me sorprenden nada las reacciones al tema del valenciano / catalán, ni los argumentos que se invocan. Digamos que ya he pasado por esta discusión alguna otra vez, y sé perfectamente las teclas del piano que se han de tocar para que de repente la parte catalana enmudezca o se despida entre un rosario de insultos. Pero bueno, el asunto se ha puesto de actualidad y por una vez hasta en el resto de España se han enterado de que existe un problema (más que) lingüístico entre la Comunidad Valenciana y Cataluña, de modo que comencemos de cero en favor de quienes no sepan absolutamente nada del caso, o muy poco.

 Es habitual decir que las diferencias entre el valenciano y el catalán son más o menos las mismas que p.ej. entre el español y el mexicano. Es un argumento tan ingenioso como recurrente, ingenioso por su "plasticidad fonética" y recurrente por simplón, pero en definitiva es más falso que un euro de madera. La razón de su falsedad estriba en que tal comparanza omite el hecho capital de que ese catalán y ese valenciano tan similares son lenguas en gran parte artificiales, producto de normalizaciones forzosas. Ambas lenguas quieren sujetarse a las "Normes de Castello" de 1932 para fundirse en una sola: un valenciano catalanizado o un —válgame el cielo, cuánta arrogancia— catalán valencianizado. Lo interesante, lo productivo, sería comparar las lenguas prenormalizadas, es decir, lo que hablaba el pueblo y escribían los eruditos antes de que los políticos metieran su nariz en el pastel, o comparar las "Normes de Castello" con las "Normes d'El Puig", pero eso, naturalmente, nadie lo hace. Hacerlo implicaría romper el espejismo y admitir que Pompeu Fabra manipuló, inventó y, casi a juego con su apellido, fabricó el catalán que actualmente hablan por TV3 (el barcelonés) con el ánimo fijo en desespañolizar el catalán (entiéndase ésto bien: muchas voces catalanas, sin influencia española, eran muy similares a sus equivalentes españolas, habiendo seguido una derivación similar del romance previo; pero Pompeu Fabra hurgó en vocabularios antiquísimos o en poblachos perdidos con tal de encontrar un arcaísmo que no se pareciera al término que usualmente se hacía servir en catalán, y todo por desespañolizar el idioma hasta en las apariencias; de hecho, cuando no podía recurría a galicismos y anglicismos; es bien conocido que la sintaxis catalana y la castellana, a principios del s. XX, eran espantosamente iguales, y la gente del L'Avenç procuró disimular tal coincidencia con toda clase de artificios, como p.ej. eliminar complementos directos, omitir preposiciones y demás).

 Antes de ser el "gran reconstructor de nuestra nación" (la catalana), como ha sido llamado frecuentemente, Pompeu Fabra reconocía, sin embargo, que el valenciano moderno era otra cosa que el catalán. Fue ponerse a reconstruir la nación y parió la burra. Porque sí, introdujo cambios ortográficos (suprimió haches intercaladas y finales, cambió la conjunción y por i, suprimió el uso de los grupos tg y tj en final de palabra, excomulgó el dígrafo africado ch en beneficio de una fricativa x, adoptó las eles germinadas (l.l) como sustituto de prácticamente todas las elles (ll), prefirió amb a en, cambió en todos los sufijos -isar la s por tz, etc.); porque sí, introdujo acentos gráficos nuevos (antiguamente ni el catalán ni el valenciano se acentuaban); porque sí, hizo política con la lengua. No quería/n normalizar una o dos lenguas sino construir "uns països" que nunca han existido históricamente.

 Por lo que una normalización tiene de capricho político, todo ejercicio comparativo de ambas lenguas, tanto gramático o sintáctico como lexicográfico, ha de beber pues en fuentes anteriores. Y entonces los parecidos entre ellas, como por ensalmo, se desvanecen. ¿Ejemplos? Baste considerar que incluso tras la normalización el principal verbo de un idioma (el verbo ser) se conjuga y pronuncia de modo diferente en valenciano que en catalán, o que uno usa el verbo estar para significar "estar" (ya estic aci) y el otro, en cambio, el verbo ser para significar también "estar" (ja soc aquí); que los números se escriben y pronuncian de modo diverso (dos / dues, huit / vuit, deneu / dinou, millo / milio); que los pronombres no son iguales (mosatros, vosatros / nosaltres, vosaltres); que los artículos son distintos (este / aquest, eixe / [sin equivalente]); que muchas preposiciones no se parecen (en / amb, en / a); etc. Y eso por no entrar en el léxico, donde las discrepancias son literalmente miles. ¿De qué modo eliminar tantas evidencias secesionistas? Pues naturalmente añadiéndolas al "Gran Diccionario de la Lengua Catalana". Que es como si al diccionario de castellano añadiéramos todas las voces latinas: ¿quién podría entonces negar que el latín y el castellano son una y la misma lengua? ¿Qué, parece forzado el ejemplo? ¿Huy, joder, cómo exageras? Quien así lo piense ignora que cuando España era tan imperialista respecto del mundo como hoy es Cataluña respecto de la Comunidad Valenciana (y las Baleares), gramáticos hubo que hacían descender el latín del castellano. Luis de la Cueva, Diálogos de las cosas notables y lengua española (Sevilla, 1603):

 "Los latinos tomaron letras de los de España, y todas las palabras que son comunes a españoles y latinos, es más probable los latinos haberlas tomado de España".

 Yendo a la Historia prepompeyana, ay caray, se descubre un fenómeno lingüístico curioso: resulta que hasta la "Renaixença" (el Renacimiento catalán, mediados del s. XIX, movimiento tanto político como literario), a nadie se le había ocurrido que el catalán y el valenciano (y también el mallorquín) fueran la misma lengua. Qué va. Ningún científico había descubierto algo que "ahora" —o para ser más exactos, desde la invención del esoterismo Països Catalans por parte de la Renaixença— es tan evidente. Por el contrario, el consenso científico durante siglos había sido que las tres lenguas mencionadas procedían de una anterior, el llemosí, una especie de romance derivado a su vez del latín. El consenso científico prenormalización era también que catalán y valenciano eran lenguas distintas. Esta afirmación no era propia de mindundis iletrados o asquerosos fachas españoleros, no. La sostuvieron insignes lexicógrafos como Cabanilles o Covarrubias (que vivió tanto en Barcelona como en Valencia); escritores como Cervantes; reyes como Felipe II, que disponía de un traductor de lengua valenciana (el marqués de Denia) para los documentos oficiales. Y un sinfín de nombres más, todos anteriores a la Renaixença, o sea, anterior a la política nacionalista catalana y pancatalanista inspirada por la unificación de Italia y el pangermanismo alemán (enamorados del Reich hasta el punto de considerar que los catalanes eran arios... (sic) [L´Avenç, abril 1893, p.ej., y bastantes ejemplos más]).

 Pero ahí, en la Historia, es donde duele: que el valenciano sea, ejem, un dialecto del catalán y que haya conocido un Siglo de Oro (Joanot Martorell, Ausias March) anterior en varios centenares de años al de su madre; que sea su dialecto y que haya producido la primera biblia vernacular en España; que sea su dialecto y que el nombre esté atestiguado siglo y pico antes que el de su mamá (1362); que sea su dialecto y fuera hablado por Papas (Alejandro VI: Borja, de Gandía, más conocido por el italianizado Borgia) que recurrían a intérpretes para entender documentos catalanes; que sea su dialecto y que la primera imprenta peninsular se ubicara en Valencia, o la primera fábrica de papel en Játiva; que sea su dialecto y conociera la edición del primer diccionario bilingüe impreso de una lengua románica (Liber elegantiarum, escrit en latina et valentiana lingua, 1489); que sea su dialecto y no queramos ser parte de su imperio ficticio. O todo dolerá, sencillamente, porque el Reino de Valencia existió bastante antes que cualquier idea nebulosa de una unidad política catalana com cal.

 Me dejo mucha pólvora, antiquísima y modernísima. Puede ser entretenido, si tienen ustedes la amabilidad de evitar improperios.

Autor: Desconocido

miércoles, 9 de julio de 2014

Mourelle de Lema y la Carta Puebla de los Moros d'Uxó

Las Provincias.  
Cartas al director.  
Miércoles, 23 de julio de 1997


Uno de los errores que más daño nos hace a los valencianos es considerar los elementos próximos al castellano de nuestra lengua valenciana como "contaminantes". Por desgracia, parece estar grabado a fuego en las mentes de nuestra juventud la idea de que "en un principio fue el catalán puro y virginal, y después vino el castellano que comenzó a ensuciarlo todo", y que el valenciano no es, pues, más que un "catalán contaminado". 

Mourelle de Lema demuestra que, lejos de ser contaminantes, los llamados "castellanismos" son enriquecedores, y que ya estaban presentes en el valenciano de la época de la reconquista. A mediados del siglo XIII, el valenciano ya mostraba su rasgo diferenciador de contener elementos tanto del romance castellano-aragonés como del romance provenzal. Conformándose por consiguiente entonces la valenciana como una lengua con personalidad propia que acrisolaba las influencias circundantes (entre las cuales jugaba un papel no despreciable la influencia árabe). Y esto lo demuestra con un documento importantísimo: la carta puebla de los moros de Uxó, de agosto de 1250. Extraigo un pequeño fragmento:

"En el nom de Deu piados e misericordios, oracio feta per nostre senyor Dios sobre tots los apostols; aquest es privilegi honrat, lo cual mana nostre senyor lo rey de Arago, de Mallorques, de Valencia e compte de Barcelona e d'Urgel e senyor de Monpesler, a quie Deu mantenga, otorgat a totos los moros de la vall de Uxo, los cuals reebe sots la seua fe e que poblen e poblar facen la vall de Uxo damunt nomenada a les seues alqueries e les seus termens a la dita vall determenats e assignats ans quels moros isquessen de la terra...".

Mourelle de Lema compara este fragmento con este otro procedente de documentos reales de la época dirigidos a personalidades catalanas:

"...A la carta quens enviats, en la qual era contengut que nos vos aviem tramesa quens donasetz postalz de totz los feus que tenietz per nos, per fadiga de servii, et per ço car vos metietz els castels que vostros no son contra nos, encara queus en... la honor per tal car no eretz vengut ne vos nous deitz mes a nostre contrast ni per do de nos ni... e davetz en... que hon no fes mal a nostres homens..."

Ambos textos siguen largamente y se pueden encontrar en cada uno de ellos elementos diferenciales predecesores del valenciano actual y del catalán actual. No puede negarse que existan muchos rasgos comunes, como es natural entre hablas vecinas. Pero evidentemente la lengua hablada en Cataluña es mucho más cercana al provenzal que la lengua hablada en Valencía. De hecho, el trovador Ramón Vidal de Basalú manifestaba que en Cataluña se hablaba provenzal. Respecto a la carta puebla del primer texto, resulta difícil creer que, si la lengua fue traída por los conquistadores en solamente doce años, pudiera haberse transformado tanto como se puede observar al comparar las diferencias entre el primer y el segundo documentos.
Sólo puede concluirse que en la taifa musulmana de Valencia se hablaba romance, aparte de otras lenguas, por supuesto. 

Enrique Payá Zaforteza

martes, 1 de julio de 2014

La Hispanic Society a ojos de un valenciano (versión en Castellano)

Hay muchas maneras de viajar; turismo cultural, gastronómico, deportivo, de naturaleza... En este caso, y como últimamente todo lo relacionado con mi tierra parece que sea malo, quería enfocar esta visita cultural desde los ojos de un valenciano, y encontrar cosas positivas, para que la gente de la Comunidad Valenciana, de donde yo soy natural, se pueda alegrar.

Lo primero que encuentras al cruzar la verja de entrada a la Hispanic Society of America en Nueva York (623 West 155th st) es un amplio patio. A la derecha hay una estatua ecuestre del Cid, "escoltada" por dos relieves de Boabdil y El Quijote. A la izquierda, donde se encuentra la entrada principal, se pueden leer en la parte alta del edificio, una gran cantidad de nombres relacionados con la cultura española; Cervantes, Greco, Columbus, Murillo o Lope de Vega, pero lo que de verdad me llamó la atención fue que en el primer lugar de esa lista aparece Jaime 1 (sic), monarca que nos estableció como Reino diferenciado dentro de la Corona de Aragón además de ofrendar a los valencianos con unos Fueros (Furs) que respetaban los usos y costumbres de nuestras tierras i que él mismo juró delante de las Cortes del Reino de Valencia el 7 de abril de 1261.


La exposición está distribuida por cinco salas, dos grandes i tre más pequeñas. De las dos salas grandes, una de ellas (Sala Bancaja) está dedicada por completo a Joaquín Sorolla (1863-1923), ilustre pintor valenciano famoso por el magnífico uso de la luz en sus obras. La sala fue remodelada hace unos años para acomodar la colección de 14 pinturas "Visión de España". Si el visitante se coloca en el centro de esta sala, puede contemplar una por una, todas las obras de las que consta esta maravillosa colección de escenas cotidianas de principios del siglo XX de muchas partes de España; Sevilla, Ayamonte, Extramadura, Guipúzcoa, Navarra, Cataluña, Aragón, Galicia... De todas ellas, son para nosotros de especial importancia las imágenes dedicadas a Elche (El Palmeral, 1918-1919) i a Valencia (Las Grupas, 1916), imagen esta última donde aparecen dos Reales Señeras coronadas de la ciudad y el Reino de Valencia.


Durante el recorrido por la planta superior de la otra sala importante, todavía podremos disfrutar de dos obras más de nuestro pintor más internacional, como son "Sacando el barco" (1903) e "Idilio en el mar" (1908), acompañadas por ov¡bras de Goya, Zurbarán o El Greco. En la misma sección nos encontramos con otras dos obras dedicadas a lugares valencianos, como son "Senyoretes de Burriana" (de Hermenegildo Anglada Camarasa, pintado antes de 1911) y "Calvario en Sagunto" (de Santiago Rusiñol Prats, 1901). En la planta inferior destaca un retrato de la Duquesa de Alba. Además, y fuera del recorrido abierto al público, se debe mencionar que todas las obras que hay colgadas en la biblioteca de la Hispanic Society son también de Sorolla.



De las tres salas menores, se ha de destacar las dos dedicadas a la cerámica española e iberoamericana. Sin lugar a dudas, la región más representada en estas salas es la valenciana ya que más de la mitad de las piezas expuestas (jarrones, bandejas, platos, pequeñas figuras, "socarrats", bustos...) son de Valencia, Alcora, Manises e incluso Paterna. Otras, debido a la dificultad de saber su lugar de origen, están catalogadas bajo un posible doble origen, como por ejemplo, "provincia de Valencia o Tarragona" o en el caso de los "socarrats" (1500-1550), región de Valencia.


Pero sin ningún tipo de duda, las joyas más importantes que un valenciano puede hallar en la Hispanic Society están escondidas al público e inventariadas en la biblioteca. Allí están depositadas para su estudio por profesionales y al alcance de muy pocos, incunables de nuestra literatura como la traducción de 1500 del "Vita Christi" hecha por Joan Roiç de Corella, el "Aureum opus regalium priuilegiorum ciutatis et regni Valentie" de 1515, el "Furi Regni Valentiæ" de 1547, los "Furs de Valencia" de 1482, los originales de 1490 y 1497 del "Tirant lo Blanch", ediciones impresas en Valencia y Barcelona respectivamente, escritas las dos en lengua valenciana (las dos magníficamente conservadas) o la única hoja que queda de la primera Biblia impresa en España a una lengua distinta del latín y tercera del mundo escrita en una lengua moderna, de 1477-1478, i traducida a lengua valenciana por el reverendo Bonifacio Ferrer, doctor en derecho y sacra teología y hermano de San Vicente Ferrer. Cuando en el año 1498, la Inquisición declaró que sólo reconocía la autoridad de la Biblia "Vulgata" (escrita en latín), se quemaron todos los ejemplares i tan sólo quedó uno, conservado en Estocolmo, pero un incendio en el año 1697 destruyó completamente el incunable, salvándose únicamente esta hoja.



Gracias a la existencia de este documento, se puede ver con que mala fe pueden llegar a actuar algunas personas movidas quién sabe por que intereses, como por ejemplo Manuel Sanchís Guarner quién, en el artículo que escribió para la Revista Valenciana de Filología, eliminó la mención específica que figura en el colofón de esta Biblia Valenciana 2...de lengua latina en la nostra valenciana...", como destapó la filóloga Teresa Puerto Ferre.


En la misma caja donde está guardado el original, hay además dos copias facsímiles de gran calidad que según me contó el conservador de la biblioteca, se realizaron con motivo de la cesión temporal del original a Alicante donde se pudo contemplar durante la exposición "Las edades del hombre". Tener la posibilidad de estar delante de estas obras maestras de la literatura valenciana es probablemente uno de los grandes honores que un hijo de Valencia puede recibir durante su vida. Y si la visita a la Hispanic Society de Nueva York deja tiempo para más, son muy recomendables dos visitas más. Una a la Iglesia de San Vicente Ferrer (esquina de la Lexington Avenue con la East 66th st) que conserva una escultura del Santo escoltada durante todo el año por una Sañera Valenciana. La otra, al Socarrat Paella Bar (socarratrestaurants.com), donde se pueden degustar las mejores paellas y arroces de todo Manhattan, ya que no todo en esta vida es cultura, sobretodo si eres valenciano.

Fco. Enrique Rico Martínez, miembro de Círcul Cívic - Junio 2014